Se encuentra un señor pescando en la punta de un muelle desde la madrugada sin poder pescar ni siquiera un resfriado ¡Ni un condenado pez mordía el anzuelo!

Ya estaba el sol resplandeciente cuando al mismo muelle llega una viejecita con su anzuelo y su cubetita. Se pone del lado contrario del señor que no ha pescado, tira el anzuelo y empieza a sacar un pez tras otro hasta llenar de peces su cubetita.

Al ver esto, el señor se pasa al mismo lado y pesca muchos peces.

Al día siguiente, desde muy temprano vuelve al mismo sitio en donde pescó los peces sin éxito. Ni un solo pez.

A la misma hora que el día anterior, llega la viejecita con su anzuelo y su cubetita. Se pone del lado contrario del señor que no ha pescado, tira el anzuelo y empieza a sacar un pez tras otro hasta llenar de peces su cubetita.

Esta situación intriga mucho al señor, así que al ver que se aleja la abuelita, la aborda y le pregunta:

Disculpe la interrupción señora, pero he visto que usted sabe dónde pescar y la verdad me gustaría saber cómo le hace.

La viejita con una pícara sonrisa le responde:

-Tengo un secreto. En las mañanas, al despertar levanto las sábanas y observo a mi viejito. Si tiene el asuntito a la derecha, pues vengo al muelle y tiro mi anzuelo a la derecha. Si el asuntito está en la izquierda, vengo al muelle y tiro mi anzuelo por la izquierda.

Al oír esto, el señor intenta vacilar y le pregunta:

-Señora, ¿y que hace si al levantar las sábanas ve el asuntito en medio y erecto?

La viejita sin dejar de sonreír contesta emocionada:

-Si el asuntito esta en medio y erecto ¡DE TONTA SALGO DE LA CAMA!


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